SANTA MARÍA DE TRASIERRA
Longitud: 12 Km
Dificultad: Baja - Media
Tiempo estimado: 4-5 horas
Fecha: 22/01/11
Hola amigos, debido a las fiestas navideñas y a otras circunstancias que es mejor no recordar, hemos estado un tiempo sin hacer camino, en concreto hasta el pasado día 22 de enero, día en el que nos calzamos las botas y nos dirigimos a Santa María de Trasierra, un pequeño pueblo de la serranía cordobesa lleno de urbanizaciones y que gracias a su enclave y a su cercanía con Córdoba, es el lugar elegido por muchos de los habitantes de la capital para pasar sus vacaciones.
La ruta elegida en esta ocasión se llama SANTA MARIA DE TRASIERRA – FUENTE DEL ELEFANTE – ARROYO BEJARANO – BAÑOS DE POPEA – SANTA MARIA DE TRASIERRA, esta ruta empieza en el km.10 de la carretera Córdoba – Santa María de Trasierra, primero hace un tramo de 1 km. aproximadamente, luego hace una ruta circular y vuelve por el mismo tramo anterior, nosotros hemos preferido entrar por el pueblo hasta llegar a la ruta y hacer solo el tramo circular.
Quedamos a las 9:15 para salir de Carmona y tras el pertinente desayuno en La Carlota en esta ocasión, llegamos a Santa María de Trasierra para empezar la ruta sobre las 11:30. Comenzamos por una zona de pinar hasta llegar a la Fuente del Elefante.

Se trata de un lugar lleno de historia, de hecho hasta hace poco estaba adornado con una escultura califal del siglo X, un elefante de piedra que hoy se encuentra en el museo diocesano. Es impresionante ver como de sus viejas piedras sigue manando el agua entre los restos de un antiguo acueducto romano.

Esta ruta tiene la particularidad de que combina dehesa y bosque de galería, en concreto la primera parte discurre por una gran dehesa de alcornoques y encinas.

Después de un cómodo paseo, llegamos al arroyo Bejarano, el cual hay que cruzar aquí por primera vez buscándose la vida, pues con las últimas lluvias caídas lleva un buen caudal y no existe nada parecido a un puente. Como podéis imaginar alguien acabo con los pies empapados y no fue precisamente un niño.

Después de librar este obstáculo, cogemos un pequeño sendero a la derecha, que nos conduce a una bonita cascada donde se encuentra el primer Venero del Bejarano. Aquí comienza el acueducto de Valdepuentes, que construyeron los romanos para el abastecimiento de “Corduba” y que más tarde reconducirían los árabes para el abastecimiento de Medinat al-Zahra.

De vuelta a la ruta principal, continuamos por un camino con restos de una calzada romana, en una impresionante dehesa por la margen derecha del arroyo Bejarano, donde podemos encontrar fresno, álamos y encinas, porque los avellanos no los encontramos.

La existencia de tablas calcáreas en el arroyo Bejarano hace que se formen pequeñas pozas donde el agua se remansa y que son utilizadas en verano por intrépidos bañistas, mientras el camino, que sigue acompañando el cauce del arroyo por su margen derecha, se va haciendo cada vez más dificultoso a la vez que se va convirtiendo en un bonito bosque de galería.

Justo antes de que el arroyo desemboque en el rio Guadiato, tenemos que volver a cruzarlo, de nuevo buscándose la vida y como podéis imaginar de nuevo alguien se empapo los pies y curiosamente tampoco fue un niño.

A partir de aquí el camino se vuelve aún más dificultoso, pues hay momentos en los que no está muy definido y hay que trepar por las piedras de la rivera del rio, hasta llegar a un claro, donde reponemos fuerzas con los respectivos bocadillos, acompañados de un rico amontillado que alguien llevaba camuflado en una botellita de agua.

Después de lanzar unas piedras al Guadiato, iniciamos una subida pronunciada hasta la zona de los baños de Popea, donde el arroyo nos deleita con una gran cantidad de saltos de agua y cascadas, alternadas con remansos que dotan al lugar de un fondo sonoro muy relajante.

Continuamos por un impresionante bosque de galería en el que disfrutamos de un espacio rebosante de verdor, hasta descubrir la cascada conocida como Baños de Popea. Se trata de una piscina natural rodeada de tabas, culantrillos y helechos que otorgan a este enclave un aspecto más nórdico que andaluz.

Tras una arriesgada operación para salvar el bastón de nuestro amigo Carlos de una muerte segura, nos hicimos la pertinente foto de grupo y volvimos a Carmona, donde con un calentito cafelito, se comentaron las mejores jugadas de un día espectacular.

El resto de fotos se puede ver en galería de imágenes de los socios, hasta la próxima ruta.
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